Segundo en la línea de sucesión al trono, el duque de Cambridge entra en el club de los cuadragenarios pocos meses después de su esposa Kate, en enero, con la que forma una pareja muy popular que encarna el futuro de la monarquía. Transición Desde que la reina Isabel II, de 96 años, ha reducido sus compromisos oficiales por motivos de salud, William ha incrementado su presencia. Cuando la reina faltó al discurso del trono, que inagura la nueva sesión parlamentaria en mayo, el joven príncipe acompañó a su padre, príncipe heredero, que sustituyó a la monarca. Metido de lleno en su papel desde que dejó su cargo como piloto de helicóptero-ambulancia enWilliam prevé mudarse con su familia del palacio londinense de Kensington a una casa de campo de cuatro dormitorios en los terrenos del castillo de Windsor, donde reside ahora Isabel II. Alto, rubio y con una calva creciente, se muestra como un hombre moderno: ayudando a sus dos niños mayores con los deberes durante los confinamientos. También quiere aparecer con alguien cercano al pueblo, como su madre Diana. El príncipe no suele mostrar sus sentimientos, pero defendió a la familia real tras la impactante entrevista que dieron su hermano Harry y su esposa Meghan a la televisión estadounidense, al asegurar que no son racistas como se les habían acusado. Esta toma de conciencia se acentuó tras una gira en marzo con Kate por el Caribe, donde la monarquía fue criticada por sus tintes colonialistas.
La soberana inglesa, que no estaba aldabonazo a serlo, pulverizó su propio récord. En febrero celebró el primer Concurrencia sin su marido, Felipe de Edimburgo, que falleció en abril de , su gran fortaleza en sus propias palabras. La Reina novata que época mirada con recelo y desconfianza dio paso a la soberana en la que se han fijado todas las monarquías, en todo un referente que traspasó fronteras, en una figura planetaria muy respetada y admirada que supo labrar, sin duda alguna, su genuino destino. La princesa Isabel, a agonía de ser nieta de Reyes, no estaba llamada a ostentar la Guirnalda. La repentina muerte de su Yahvé, a la edad de 56 abriles, la hizo abandonar su faceta de mujer recién casada de un oficial de la Royal Navy para admitir un reto extraordinario: el Reinado de Gran Bretaña.
La sociedad estaba cambiando, y había una reina joven y hermosa para gastar al timón. Setenta años después, Gran Bretaña tiene un aspecto muy aparte. Una mirada retrospectiva a la biografía de Isabel II plantea cuestiones clave no solo sobre cómo ha alterado la monarquía, sino también sobre cómo se ha transformado la propia Gran Bretaña a lo largo de los siglos XX y XXI. La India había obtenido la independencia eny otros países no tardaron en seguirla a lo largo de las décadas de y La Commonwealth tuvo un gran protagonismo en la ceremonia de coronación dedesde los programas de televisión que mostraban las celebraciones a lo largo de la Commonwealth hasta el gala de coronación de la reina, adorno con los emblemas florales de los países de la Commonwealth. La Reina continuó celebrando la Commonwealth durante todo su reinado. La televisión era una nueva tecnología en aquella época, y se temía que televisar la énfasis fuera mostrar un acto demasiado estrecho. A pesar de estos temores, la retransmisión fue un gran éxito.