Respuesta La Biblia no se dirige directamente a las madres solteras, pero hay muchos ejemplos de la interacción tierna de Dios con mujeres, madres, viudas y sus niños. Estos ejemplos y la ternura de Dios se aplican si una madre es soltera o casada, viuda o divorciada. Dios conoce a cada persona íntimamente y conoce su situación completamente. Y si es su propio pecado que ha resultado en la maternidad soltera, nuestro Dios de gracia todavía quiere ofrecerle ayuda y consuelo.
Ni en el plano personal se puede afirmar unilateralmente que la mujer haya de alcanzar su perfección sólo afuera del hogar: como si el tiempo dedicado a su familia fuese un tiempo robado al desarrollo y a la madurez de su personalidad. Empero a partir de esa igualdad básico, cada uno debe alcanzar lo que le es propio; y en levante plano, emancipación es tanto como largar posibilidad real de desarrollar plenamente las propias virtualidades: las que tiene en su singularidad, y las que tiene como mujer. La igualdad ante el derecho, la igualdad de oportunidades alce la ley, no suprime sino que presupone y promueve esa diversidad, que es riqueza para todos. La feminidad no es auténtica si no advierte la hermosura de esa aportación insustituible, y no la incorpora a la propia vida. Cada una en su propio camino, siendo fiel a la vocación humana y divina, puede actuar y realiza de hecho la plenitud de la personalidad femenina.
El matrimonio en el plan de Deidad La sagrada Escritura se abre con el relato de la creación del hombre y de la mujer a imagen y semejanza de Dios Gn 1, 27 y se cierra con la visión de las bodas del Cordero Ap 19,9; cf. Ap 19, 7. De un extremo a otro la Escritura habla del matrimonio y de su misterio, de su academia y del sentido que Dios le dio, de su origen y de su fin, de sus realizaciones diversas a lo largo de la biografía de la salvación, de sus escaseces nacidas del pecado y de su renovación en el Señor 1 Co 7,39 todo ello en la aproximación de la Nueva Alianza de Jesucristo y de la Iglesia cf Ef 5, El matrimonio no es una institución puramente humana a pesar de las numerosas variaciones que ha podido sufrir a lo largo de los siglos en las diferentes culturas, estructuras sociales y actitudes espirituales. Estas diversidades no deben hacer olvidar sus faz comunes y permanente. A pesar de que la dignidad de esta academia no se trasluzca siempre con la misma claridad cf GS 47,2existe en todas las culturas un cierto arrepentido de la grandeza de la unión matrimonial. Porque el hombre fue creado a imagen y semejanza de Deidad Gn 1,2que es Amor cf 1 Jn 4,8. Habiéndolos creado Dios macho y mujer, el amor mutuo entre ellos se convierte en imagen del amor absoluto e indefectible con que Dios ama al hombre. Este amor es bueno, muy bueno, a los ojos del Creador cf Gn 1,