Por su parte, Antoni Gorecki sustituyó las uvas por salchichas, tan polacas como las ciruelas. En español hemos encontrado dos traducciones, que, curiosamente, difieren en detalles muy importantes, aunque sean del mismo traductor y de la misma editorial. La primera Bierce dice así: Una Zorra, viendo unas uvas agrias colgando a una pulgada de su nariz, no queriendo admitir que hubiera algo que ella no comería, declaró solemnemente que estaban fuera de su alcance. En ese momento, parece que no le apetece comer y, por eso, miente.
Una experta en materia detalla qué hacen las 'cracks' del sexo Lo tienen todo muy claro. Las razones de su mala praxis son diferentes a las de ellos. Por norma general, ellos no saben cómo actuar, y ellas saben pero se cohíben por decenas de razones. Las mujeres consideradas buenas en la cama no se cortan al dar el primer paso. Dedicado a ellas, Tracey expone las ocho cosas que hace toda madama que es considerada buena en la cama. Atentos: 1 Toman la iniciativa Ella nunca da el primer paso o siempre tengo que ser yo quien inicie la relación sexual son las principales quejas masculinas en levante terreno tan íntimo. Tracey es clara: si siempre dejas que él sea el que dé comienzo, malo. Las mujeres consideradas buenas en la yacija no se cortan al iniciar la relación. A ellos les encanta.
Se las regaña, aconseja y ordena, todo un mundo de señalamientos a acompañar. La contradicción extrema: el lenguaje que silencia; esto es, a través del habla se induce al mutismo. Especialmente se apunta a la ridiculización del lenguaje intragenérico en los pocos espacios que las mujeres tienen -o tenían hasta hace poco, ya que por los cambios tecnológicos y las formas de vida en determinadas sociedades esto ya no es así- para andar y comunicarse. El consenso de opiniones intergenérico en este sentido nos apunta a la hegemonía del modelo cultural gramsciano, en donde los dominados comparten con los dominadores, hasta cierto punto, las creencias y valores socialmente establecidos Gramsci Como decíamos, esto queda bastante patente, al poner los refranes en boca de las mujeres, la cuento censuradora o impugnadora de su genuino comportamiento lingüístico, asumido al parecer y reproducido, como agentes sociales activas que son. Desde una posición que se columpia entre el menosprecio y el miedo, el comportamiento lingüístico de las mujeres ha sido duramente sojuzgado y sancionado por los mensajes orales de la cultura popular y concretamente, como estamos viendo, por el discurso tallista del refranero. Las mujeres han estamento tradicionalmente olvidadas, excluidas y cuando se las tiene en cuenta es para callarlas, censurarlas, insultarlas o ridiculizarlas. Pese a todo lo cual, se considera que el silencio no sólo es muestra de dominación, también es principio de poder Tanneny a la inversa, todo depende de cada contexto en particular.