El viento Surcaliente y perezoso, empujaba las nubes blanquecinas que se rasgaban al correr hacia el Norte. Bismarck, un pillo ilustre de Vetusta, llamado con tal apodo entre los de su clase, no se sabe por qué, empuñaba el sobado cordel atado al badajo formidable de la Wamba, la gran campana que llamaba a coro a los muy venerables canónigos, cabildo catedral de preeminentes calidades y privilegios. Cuando posaba para la hora del coro -así se decía- Bismarck sentía en sí algo de la dignidad y la responsabilidad de un reloj. Aquella altura se les subía a la cabeza a los pilluelos y les inspiraba un profundo desprecio de las cosas terrenas. Es por la fachenda que se me gasta. Se pinta la cara. Bismarck negó lo de la pintura. Era que don Custodio tenía envidia.
Antiguamente de enviar su comentario lee cuidadosamente las normas para comentar en 20minutos. Esta es la opinión de los internautas, no la de 20minutos. Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de guión. Por favor, céntrate en el guión. Algunos blogs tienen moderación previa, ten paciencia si no ves tu glosa. Asimismo, de prestar su consentimiento le enviaremos comunicaciones comerciales electrónicas de género y servicios propios o de terceros. No te quedes en la puerta; hablemos de ello.
Había grandes categorías que daban cuenta de las formas como vivían y habitaban una ciudad, de la muchacha que tenía 15 como del muchacho que se acercaba a los 30 abriles. Hoy la velocidad es otra y cada joven parece ser un globo complejo de leer. Mutantes es la palabra que podría definir hoy, como una categoría general, a las personas que habitan esta ciudad entre los 14 y 28 años de época. Y cuando muta la identidad todavía lo hacen las ideas y los conceptos que tienen sobre la biografía y los asuntos trascendentales que nos cuestionamos los humanos en el fecha a día. Y es que cuando creemos tener las respuestas sobre sus realidades, ellos ya cambiaron y los interrogantes son otros. Este segundo Glosario mutante, al igual que el frontal, se construyó gracias a la aportación de cientos de jóvenes de Medellín que nombraron y definieron las palabras y expresiones reunidas aquí a través de su participación en grupos focales, conversaciones informales o el envío de sus aportes por medio de encuestas físicas y electrónicas.