La belleza es subjetiva y quien resulta atractivo para algunos puede resultar indiferente para El atractivo sexual no sólo viene del físico. La belleza es subjetiva y quien resulta atractivo para algunos puede resultar indiferente para otros. Todos nos hemos sentido atraídos por alguien que, sin ser especialmente guapo, tenía carisma, era interesante, gracioso o, sencillamente, nos hacía tilín, sin saber por qué. Pero todo tiene una explicación, a buen seguro el susodicho cumplía uno o varios de estos cuatro componentes del atractivo sexual. A los hombres les gustan las mujeres con grandes pechos, cintura estrecha y buenas nalgas, labios grandes, mandíbula pequeña y barbilla estrecha. A las mujeres les gustan los hombres con mandíbulas pronunciadas, pómulos bien marcados y un peso correcto.
Ya contradiga el código deontológico del amor que con esfuerzo y dedicación nos han inculcado padres, pedagogos y películas de Disney, prestar atención a los detalles convencionalmente denominados como superficiales podría ayudarnos a encontrar la pareja perfecta. Nuestras palabras, nuestra actitud y nuestro aspecto, entre otros factores de lo exterior, hablan con elocuencia de lo que hay dentro de nosotros: únicamente hay que saber leer las señales. Es por eso que permitirnos anatomía —un poco— superficiales podría, a fin de cuentas, no ser tan mala idea. Y sin embargo, muchas veces no pensamos en uno de los factores que resulta determinante en la relación: el trato. Es la forma que tiene nuestro cerebro de decirnos que sigamos buscando. Una pareja es un proyecto que, en la generalidad de los casos, desemboca en la constitución de una familia. Y una familia —entendida en su sentido convencional, con casa, niños, colegio y monovolumen— requiere una inversión a largo década. Y en las grandes historias de amor del cine y la humanidades, la lección es siempre la misma: las grandes pasiones emergen entre seres humanos completamente distintos. Del mismo guisa que dos espadachines se dan la espalda para poder enfrentarse mejor a un grupo de enemigos, dos individuos suplen sus carencias con las habilidades del otro.
Sólo solteros, de. La faja de Quintana de la Serena. Soy Rosalie. De 29 abriles, joven, flaca y un algo exhibicionista.
Se encontraron, supe que eras lo que estaba buscando. Para debutar. Una encuentro después de acaecer conocido a alguien que nos atrae. Una locución. Para acompañar en nuestras redes sociales y hacerle conocer que valoramos su amor. Mi anteproyecto. Época no enamorarme, pero vi tu sonrisa y olvidé mis planes.