Bendito seas por siempre, Señor. Yo soy del mar que se deshace en olas, yo soy del viento que revuelve el monte; yo llevo en mí todas las tardes solas, que se han dormido tras del horizonte. Me arrastré por los valles del silencio, desangrando mis noches sin testigos, y encontré en la noche y el silencio, igual que niños dos crueles amigos. De dónde viene, cómo se llama nadie lo sabe, ni yo lo sé. Quiero mirarme en tus ojos, cuando me quede sin sol, cuando en el puerto de mi alma muera la flor del amor, del amor. Cielo y tierra nueva, esa es la meta de nuestro andar. Somos la tierra en marcha, que hacia la Pascua cantando va. Afirma nuestros pasos, da a nuestros brazos fuerza y valor. Mientras peregrinamos vamos sembrando llanto y dolor, volveremos llevando en nuestras manos trigo de Dios.
Quiero, de Jorge Bucay Quiero que me oigas sin juzgarme. Quiero que opines sin aconsejarme. Quiero que confíes en mí sin exigirme. Quiero que me ayudes sin intentar decidir por mí. Quiero que me cuides sin anularme.