Él, esperando con su chaqué hecho a medida y los gemelos bañados en oro decorando los puños de su camisa. Familiares por doquier ataviados con pamelas y pajaritas. Una orquesta tocando de fondo un vals -mejor dicho, EL vals- y cientos de móviles retransmitiendo en directo la estampa. No, no estamos describiendo una escena de telefilme. Casarse por todo lo alto es el sueño compartido por miles de personas en el mundo. Claro que para llegar a este momento hace falta que dos personas se dirijan al altar, y no siempre es tan sencillo encontrar a alguien que quiera casarse con uno. Problema que sobrepasa cualquier rango social y afecta también a los superricos hombres de mediana edad.
Ya hay tantos gustos como días, los hombres tienen muy claro qué cualidades debe tener la mujer de sus sueños. A pesar de que cada individuo tiene sus propios requerimientos a la hora de buscar pareja, hay unos que se repiten en la mayoría de casos. Todos ellos han sido recopilados por Louanne Ward, una experta que se dedica a anatomía la celestina de los millonarios. Cada uno le transmite cómo quiere que sea la fémina ideal para él. Y, curiosamente, hay atributos que se repiten en las peticiones de la mayoría de los hombres. Los ricos buscan mujeres que sean, sobre todo, inteligentes, ya que mantener conversaciones cultas con ellas es una prioridad Entre los rasgos físicos, encontramos en primer lugar la sonrisa. En efecto, lo que a él le enamora al cien por cien es tu sonrisa, asegura Ward. El top 4 lo completan el trasero y el busto, por ese orden.
Hay amantes que se encuentran por acaso. Relaciones y tensiones sexuales que aparecen cuando menos se necesitan. Pero todavía hay quien busca un amante de forma premeditada. No hay una andoba concreta que suponga una tentación, estrella que vale cualquiera. Porque el efecto es volver a sentir esa chispa que produce el encuentro con un cuerpo nuevo. Falta de juego Una de las claves de por qué las parejas estables parecen disfrutar aparte del sexo que los amantes se encuentra también en este mismo análisis. Como apunta la sexóloga Norma Bejarano , «muchas parejas, tan pronto ven cumplida su expectativa de convivir o casarse y se aseguran el individuo al otro, van entrando en una sexualidad simple o elemental».