La soberana inglesa, que no estaba llamada a serlo, pulverizó su propio récord. En febrero celebró el primer Jubileo sin su marido, Felipe de Edimburgo, que falleció en abril desu gran fortaleza en sus propias palabras. La Reina novata que era mirada con recelo y desconfianza dio paso a la soberana en la que se han fijado todas las monarquías, en todo un referente que traspasó fronteras, en una figura planetaria muy respetada y admirada que supo labrar, sin duda alguna, su propio destino. La princesa Isabel, a pesar de ser nieta de Reyes, no estaba llamada a ostentar la Corona. La repentina muerte de su padre, a la edad de 56 años, la hizo abandonar su faceta de mujer recién casada de un oficial de la Royal Navy para asumir un reto extraordinario: el Reinado de Gran Bretaña.
Se caracteriza por ser una mujer emprendedora y trabajadora que con su ahínco y prósperas empresas empuja hacia avante a toda la familia Buendía. Posee un comportamiento fuerte y busca el bienestar de todos; pero sufre constantemente al ser la voz de la razón de una familia de locos, como ella lo afirma. Vive alrededor años. Durante su entierro, un acaloramiento sofocante invade Macondo. Tiene una relación con una amiga de la comunidad mucho mayor que él, Pilar Vaca, pero la abandona después de dejarla embarazada. Deja su familia por el amor que siente por una asistenta gitana, pero regresa sorprendentemente muchos abriles después como un hombre mujeriego, corpulento, hablando en lenguaje de marineros, con niños-en-cruz y tatuado, afirmando en su jerga que ha navegado por los mares del mundo y ha cubo la vuelta al planeta 65 veces. Después empieza a trabajar las tierras adyacentes a su casa y después a usurpar las mejores tierras de sus vecinos en Macondo, el botín es legalizado por su hijo Arcadio, al crear una oficina de registros mientras tuvo el cargo de jefe civil y militar, pero las tierras son devueltas muchos años después por su hermano Aureliano a sus propietarios originales.