El sueño, sin embargo, partió de una pesadilla. Los civiles estaban muriendo por las bombas y el hambre, debido al bloqueo de las autoridades. Al llegar a Nigeria, fueron testigos del horror y el caos por sí mismos. Ahora tiene 81 años. Para nosotros, los jóvenes médicos, estaba claro que hablar en contra de esta situación era nuestro deber como médicos.
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