Cualquiera que se haya enamorado sabe que el amor trae consigo sentimientos intensos, caóticos, a veces incluso contradictorios. No es que nos hayamos vuelto locos, es que al enamorarnos hacemos estallar un cóctel de químicos que revolucionan nuestras emociones. La química del enamoramiento Toda esta tormenta de sentimientos tiene su origen en un enamoramiento químico. Cuando nos enamoramos nuestro cuerpo empieza a segregar compuestos químicos en cantidades industriales. Como si fuera una droga, la química del amor puede hacer que incluso tengamos el mono de alguien.
No obedece ni a la razón, tampoco a la evolución, ni a la presión cultural, ni a nuestros títulos o planes». La Voz de la Salud Los estudios psicológicos sobre la elección de pareja apuntan a dos teorías. Es decir, teniendo en cuenta criterios biológicos. La otra hipótesis apunta a que nuestra preferencia a la hora de escoger a una andoba responde a procesos sociales, y no biológicos. Existen dos criterios. Por un lado el biológico, que tiene que ver con el sexo que nos atrae, y por otro lado, lo que estamos buscando, porque determina el objetivo. No existen unas características específicas para que alguien nos resulte atractivo, pero sí deberían de darse una serie de factores. Otra sería anatomía divertido e interesante, ya que «una persona que solo sepa hablar de un tema no va a despertar interés, salvo que sea sobre un asunto que le gusta a ambas personas y ahí se daría la ley de la semejanza».